Club de la serpiente: narrativas
Bienvenidos y no deje de escribirnos sus impresiones.
martes, 30 de octubre de 2007
No rayes, escribe
PRESENTE:
Por medio de la presente y con un saludo de antemano, nos es muy grato invadir la red. No sé cuánto nos dure la libertad de expresión cibernética. No sé cuánto nos dure la ilusión de escribir y ser leídos. No sé cuándo nos alcanzará una bala perdida de nuestros militares. No sé cuándo nos veremos frente a frente; por lo tanto, si estás indispuesto al anonimato, publica. Mira que en verdad nos gusta la obra de Kafka, pero no tenemos amigos editores que en nuestro lecho de muerte y bajo la promesa de quemar nuestros textos, decida, post mortem, publicar nuestra obra, ni tampoco somos ex amigos de Felipe Calderón para otorganos, igualmente post tres metros bajo tierra, en premio a nuestra literatura la medalla Belizario Domínguez.
Por lo anterior y por las puras ganas de no enmudecer, envíanos tus colaboraciones a:
vicocaballero@gmail.com
libreria_caronte@hotmail.com
vico.caballero@hotmail.com
o a las direcciones de Keith (que aun no me ha enviado el loco ése) y que sin duda por aquí las publicará en su próxima visita.
Sin más por el momento y esperando contar con su palabrerío, que unido al nuestro, se leerá sin duda, más lejos.
Saludos Cordiales desde el puerto que pierde en compra-venta su paraíso con ánimo de segundero (más no el mío).
Vico Caballero
PD. Leer, wey; aumenta, wey; tu vocabulario, wey... y que les vaya bien bonito.
de "Eros-e una vez un cuerpo urgente"
Expropiación
Su nacimiento.
Hay vidas que duran dos instantes:
Su nacimiento y su muerte.
Hay vidas que duran tres instantes:
Su nacimiento, su muerte y una flor>
Roberto Juarroz
Nuca nadie supo cómo inició aquél romance. Mucho menos qué determinó el revolucionario desenlace. Lo único que supimos fue mínimo, casi una increíble tomada de pelo. Y sólo porque el recepcionista en turno se vio obligado a llamar a la policía para reportar el hecho insólito.
Es una pareja común y corriente, el señor tenía un aire jovial, era bajo de estatura, digamos que una estatura promedio. La mujer también era de lo más natural, sencilla, casi hubiera pasado desapercibida de no ser por una risita que parecía más una mueca, como si no pudiera evitar contraer el rostro. Si ahora me pidiera una descripción de ellos me resultaría imposible, aunque debo reconocer, que si los volviera a ver los reconocería en el instante mismo.
Bueno, el caso es que llamaron a recepción unos huéspedes que se quejaban amargamente por el escándalo que provenía de la habitación de junto, como si estuvieran martillando las paredes. Fui de inmediato, como es mi deber, para averiguar las causas y solucionar el problema, esa es la manera como he ido ganándome la confianza de mis superiores.
Al momento de tocar la puerta con el anuncio paralelo de mi cargo en el hotel, seguido del motivo, la causa y la razón por las que molestaba su estancia, deslizaron por entre la puerta y el piso un sobre negro, lo abrí en el instante mismo en que lo tuve entre mis manos, dentro había una hoja color rojo que decía en letras grandes “expropiación. No nos vamos, no nos saca nadie de aquí”, y con un pequeño clip que sujetaba los billetes que cubrían dos días más de hospedaje por adelantado, razón por la que sólo me limité a pedirles no perturbar el orden del hotel.
Lo extraño. Oficial, es que no salieron de ahí en los dos días siguientes al reporte por el ruido, ni siquiera para pedir alimentos. En la mañana, antes de subir a avisarles que la habitación vencía puntualmente a las doce del medio día, una amable camarera me cuestionó los motivos por los que la habitación #1260 había sido tapiado totalmente.
No están muertos, señor reportero, yo mismo los he escuchado desde hace una año todas las noches. Y no hay duda de que se aman…
Cabo San Lucas B.C.S, México Víctor Hugo Caballero Gutiérrez
Al Cabo Canto (Fragmento)
Yo, Señor, soy de México Distrito Federal (¡hey, hey!) por nacimiento (de lo cual no tengo la menor culpa); del Estado de México por falacia personal, de Toluca por la sexualidad que brotaba como mandato de ¿quién sabe quién? carajos. De
Pero de aquí, Señor, de Cabo San Lucas, soy, por la suma de todas las razones anteriores y venideras, agregando también el hecho de que me he vuelto un vuelco.
Canto I
Mi ciudad está construida sobre tierra
como todas las ciudades del mundo
está rodeada de mar
y glamour
y pobreza
las montañas desérticas
Hace tanto tiempo que conozco este lugar
que ya es tan mío como de cualquiera me siento
por fin de un espacio que me asimila en su paisaje
Al cabo canto Al cabo que me ofreció el amor y el dolor al caminar sus calles
Al cabo que me seguía para ajustar cuentas de barrios llenos de odio
Al cabo canto para no morir de una sobredosis de pasiones
Volvía de la ciudad y me sentía libre En casa
Con su olor a cerveza euforia y mentalidades
Cortas pero en casa
Te odié con todas las fuerzas de un joven utópico
e inconforme por no darme nada de lo que deseara
Y me refugié en la música y unas cuantas hojas que escribía
para vengarme inconscientemente por la estúpida agonía que
me provocaba el insomnio de tus n o c h e s l a r g a s
sin siquiera masturbarme
Al cabo canto Al cabo que recibe familias
miles
para calmarles su pobreza
Al cabo que día a día vende nuestras playas
Y nos aísla
con muros y monstruos de concreto
de buen gusto.
Al cabo que amo y siento tan mío
como cualquier ciudadano errante
que recibe pan y se siente en CaSa.
Al cabo canto.
P R E S E N T A C I Ó N O F I C I A L ENE-FEB 2008
sábado, 20 de octubre de 2007
Taller de análisis literario
Estaremos trabajando en estos talleres hasta marzo de 2008.
