Club de la serpiente: narrativas

Pretendemos en la medida de nuestras limitaciones ser un colectivo sudcaliforniano dedicado a la literatura y al cine. Este blog es el punto de reunión de nuestros integrantes y el pretexto para la divulgación de nuestros talleres y trabajos. Esperemos que el proyecto crezca y pueda consolidarse como debe de ser.
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martes, 30 de octubre de 2007

de "Eros-e una vez un cuerpo urgente"

Expropiación

Su nacimiento.

Hay vidas que duran dos instantes:

Su nacimiento y su muerte.

Hay vidas que duran tres instantes:

Su nacimiento, su muerte y una flor>

Roberto Juarroz

Nuca nadie supo cómo inició aquél romance. Mucho menos qué determinó el revolucionario desenlace. Lo único que supimos fue mínimo, casi una increíble tomada de pelo. Y sólo porque el recepcionista en turno se vio obligado a llamar a la policía para reportar el hecho insólito.

Es una pareja común y corriente, el señor tenía un aire jovial, era bajo de estatura, digamos que una estatura promedio. La mujer también era de lo más natural, sencilla, casi hubiera pasado desapercibida de no ser por una risita que parecía más una mueca, como si no pudiera evitar contraer el rostro. Si ahora me pidiera una descripción de ellos me resultaría imposible, aunque debo reconocer, que si los volviera a ver los reconocería en el instante mismo.

Bueno, el caso es que llamaron a recepción unos huéspedes que se quejaban amargamente por el escándalo que provenía de la habitación de junto, como si estuvieran martillando las paredes. Fui de inmediato, como es mi deber, para averiguar las causas y solucionar el problema, esa es la manera como he ido ganándome la confianza de mis superiores.

Al momento de tocar la puerta con el anuncio paralelo de mi cargo en el hotel, seguido del motivo, la causa y la razón por las que molestaba su estancia, deslizaron por entre la puerta y el piso un sobre negro, lo abrí en el instante mismo en que lo tuve entre mis manos, dentro había una hoja color rojo que decía en letras grandes “expropiación. No nos vamos, no nos saca nadie de aquí”, y con un pequeño clip que sujetaba los billetes que cubrían dos días más de hospedaje por adelantado, razón por la que sólo me limité a pedirles no perturbar el orden del hotel.

Lo extraño. Oficial, es que no salieron de ahí en los dos días siguientes al reporte por el ruido, ni siquiera para pedir alimentos. En la mañana, antes de subir a avisarles que la habitación vencía puntualmente a las doce del medio día, una amable camarera me cuestionó los motivos por los que la habitación #1260 había sido tapiado totalmente.

No están muertos, señor reportero, yo mismo los he escuchado desde hace una año todas las noches. Y no hay duda de que se aman…

Cabo San Lucas B.C.S, México Víctor Hugo Caballero Gutiérrez

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